.Coldplay. Fix You (Te confortaré)  

 

«he venido yo a este mundo: para que los que no ven, vean»

 
  

 
 
 
 
 
 
Lectura del primer libro de Samuel

En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: «Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino. Te envío a casa de Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí».
Cuando llegó, vio a Eliab y se dijo: «Seguro que está su ungido ante el Señor».
Pero el Señor dijo a Samuel: «No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura, porque lo he descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, más el Señor mira el corazón».
Jesé presentó a sus siete hijos ante Samuel. Pero Samuel dijo a Jesé: «El Señor no ha elegido a estos».
Entonces Samuel preguntó a Jesé: «¿No hay más muchachos?».
Y le respondió: «Todavía queda el menor que está pastoreando el rebaño».
Samuel le dijo: «Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa mientras no venga».
Jesé mandó a por él y lo hizo venir. Era rubio, de hermosos ojos y buena presencia.
El Señor dijo a Samuel: «Levántate y úngelo de parte del Señor, pues es este».
Samuel cogió el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu del Señor vino sobre David desde aquel día en adelante.

1Sam 16,1b.6-7.10-13a

Salmo Responsorial

R. El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar, 
me conduce hacia fuentes tranquilas 
y repara mis fuerzas.   R

Me guía por el sendero justo, 
por el honor de su nombre. 
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo

tu vara y tu cayado me sosiegan. R

Preparas una mesa ante mí, 
enfrente de mis enemigos; 
me unges la cabeza con perfume, 
y mi copa rebosa. R

Tu bondad y tu misericordia me acompañan 
todos los días de mi vida,  
y habitaré en la casa del Señor 
por años sin término. R

Sl 22,1-3.4.5.6 (R.:1)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios
Hermanos:
Antes erais tinieblas, pero ahora, sois luz por el Señor. Vivid como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz.
Buscad lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciándolas. Pues de vergüenza decir las cosas que ellos hacen a ocultas.
Pero, al denunciarlas, la luz las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz. Por eso dice: «Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará».

Ef 5,8-14

Lectura del santo Evangelio según San Juan

En aquel tiempo, al pasar, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién pecó, este o sus padres, para que naciera ciego?».
Jesús contestó: «Ni este pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo».
Dicho esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)». Él fue, se lavó, y volvió con vista.
Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ese el que se sentaba a pedir?». Unos decían: «El mismo». Otros decían: «No es él, pero se le parece». Él respondía: «Soy yo».
Y le preguntaban: «¿Y cómo se te han abierto los ojos?». Él contestó: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver».
Le preguntaron: «¿Dónde está él?». Contestó: «No lo sé».
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo».
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado». Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?» Y estaban divididos.
Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?». Él contestó: «Que es un profeta».
Pero los judíos no se creyeron que aquel había sido ciego y que había comenzado a ver, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: «¿Es este vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?».
Sus padres contestaron: «Sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos; y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse».
Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él».
Llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». Contestó él: «Si es un pecador, no lo sé; solo sé que yo era ciego y ahora veo».
Le preguntan de nuevo: «¿Qué te hizo, ¿cómo te abrió los ojos?». Les contestó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?, ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?».
Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: «Discípulo de ese lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ese no sabemos de dónde viene».
Replicó él: «Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene, y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es piadoso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si este no viniera de Dios, no tendría ningún poder».
Le replicaron: «Has nacido completamente empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?». Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?».
Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?».
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es».
Él dijo: «Creo, Señor». Y se postró ante él.
Dijo Jesús: «Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos».
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: «¿También nosotros estamos ciegos?».
Jesús les contestó: «Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís “vemos”, vuestro pecado permanece».

Jn 9,1-41

"De la ceguesa a la fe en Crist"

Joan ens presenta tot el camí que segueix el cec de naixement per arri bar a la fe. Jesús el cura, però per al cec Jesús només és un home: Aquell home que es diu Jesús. Ara entren en joc els fariseus: Els fariseus li preguntaren com havia arribat a veure-hi. El gran problema és que aquell dia era dissabte. Per això les discussions: Si és pecador o si no ho és. Però sembla que els jueus ho tenen clar: Nosaltres sabem que aquest home és un pecador. Però el cec respon molt assenyat: Que sigui un pecador, a mi no em consta. Només em consta una cosa: jo era cec i ara hi veig. Però el cec també hi va veient interiorment: Tots sabem que Déu no escolta els pecadors. Si aquest no vingués de Déu, no tindria poder per a fer res. Ara Jesús ja no és un home qualsevol, ja ve de Déu. I Jesús li fa la pregunta definitiva: ¿Creus en el Fill de l’home? I la fe del cec és total: Hi crec, Senyor. I l’adorà, reconeixent-lo com a Déu. El miracle sol no converteix; el cec primer pensa només en un home; els fariseus no creuen malgrat l’evidència del mira cle. En canvi amb el diàleg amb Jesús, i amb cor ben obert i disposat, el cec arriba a la fe plena. Perquè com diu Jesús al final: Si fóssiu cecs, no tindríeu culpa, però vosaltres mateixos reconeixeu que hi veieu; per tant, la vostra culpa no té cap excusa. El gran pecat és no voler acceptar la ceguesa. Tots som cecs, i només Jesús ens pot guarir, però tan sols si acceptem que som cecs; altrament és impossible la curació. I cal ser valents, no com els pares del cec que tenen por i busquen excuses per a no afirmar clarament el miracle de Jesús. Valentia per creure. Perquè Déu veu en el fons del cor, com diu la primera lectura: Allò que l’home veu no és allò que val; l’home només veu l’aspecte exterior, però Déu veu en el fons del cor. I nosaltres, com diu Pau, il·luminats per Crist, som llum: Viviu com els qui són de la llum. Els fruits que neixen de la llum són tota mena de bondat, de justícia i de veritat. Una vida així demostra que realment Crist i la fe en ell ens il·luminen.

Mn.Jaume Pedrós

Música Sacra

Con el nombre de Música Sacra agrupamos las obras musicales cristianas que a lo largo de la historia han creado los grandes compositores para destacar la obra de Dios. Nació en Europa en la Alta Edad Media con los ritos cristianos en el ámbito de las iglesias. Los antiguos cantos medievales dieron paso a las Misas y Cantatas del Barroco.

La época dorada de la música religiosa se inicia con los cantos gregorianos, alcanzan la mayoría de edad con Johann Sebastian Bach, continúa con Mozart y finaliza con las Misas de Beethoven. Mas tarde la musica sagrada deja de tener tanta importancia en la vida social y los compositores se acuerdan de ella excepcionalmente.

Glória de Vivaldi

Réquiem de Mozart Passió segons sant Joan. Bach
El Messies de Händel I El Messies de Händel II El Messies de Händel III
La Passió segons sant Mateu I La Passió segons sant Mateu II Messa da Réquiem de Verdi


 

  

 

 
 
 
 
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